Un (casi) mal día
Sistema Puturrú de
Fua (nombre ficticio)
– Uyyyyyyyyyy… ¡¡ Fuelescupeando !!
Medianoche se
desliza grácilmente en supercrucero sobre la superficie del sol
recargando combustible.
– Uyyyyyyyyy…
“Señal
desconocida detectada”, canta Shirka.
– Uy. A ver...
Analizando la señal. Es una llamada de socorro. ¡Vamos!
>>>>>>>>>>>>>>>>>>>En otro lugar<<<<<<<<<<<<<<<<<
El comandante de la
tipo 6 no estaba teniendo el mejor de sus días, la verdad.
Aquel debería haber
sido un viaje tranquilo, pero no. Había tratado de hacer un submit
ante los asaltantes y entregarles parte de la carga: residuos
biológicos. Eso solía calmar a los piratas. Pero la respuesta
literal del comandante de la Anaconda asaltante había sido: “¿¡Pero
qué mierda es esta!?”
Pues, mierda,
caballero, ¿qué esperaba usted de un cargamento apodado “residuos
biológicos”?
Parece que el
chascarrillo no le había sentado bien a John Smith, deadly, buscado
y a los mandos de una Anaconda de combate… Y había empezado a
disparar. Su pequeño esbirro, pilotando una Vulture, se había unido
a la fiesta y el comandante de la tipo 6 apenas había tenido tiempo
de desviar toda la energía a escudos y lanzar una llamada de
socorro. Pero sabía que iba a ser inútil. La masa de la Anaconda
haría imposible que su motor de salto cargase a tiempo... y sus
escudos estaban a punto de caer.
Hubo un fogonazo
ante él y otra nave cayó de supercrucero justo delante suyo: una
Clipper negra.
Antes de ver
aparecer la Clipper, ya consideraba que sus posibilidades eran muy
pocas. Pero al ver esa cosa siniestra en el cielo supo con toda
certeza que era su fin. Solo le supo mal no haberse tomado otro plato
más esa mañana antes de embarcarse. Malditos trajes de vuelo que lo
marcan todo… maldita vanidad humana que te hace perder lo
importante de la vida… los pequeños momentos de placer.
La Clipper lo
encaró, metió thurster hacia él y pasó por encima suyo como una
exhalación. Frenó detrás suyo, se cruzó en la ruta de la Anaconda
y su pequeño esbirro y empezó a maniobrar para mantenerse en la
línea de tiro de la Anaconda.
El comandante de la
Tipo 6 echó una nerviosa mirada al radar, sin entender qué estaba
pasando.
– ¿No me dispara?
Se ha metido en medio. ¿¿Qué carajo hace??
Pero lo que sí supo
de inmediato era lo que iba a hacer él: meter todo el espacio de por
medio que pudiese mientras la Clipper negra se comía el daño que
le correspondía por derecho a su tipo 6. Y mientras se alejaba
tratando de cargar motor de salto una voz salió por el canal abierto
de comunicaciones. El comandante Smith, haciendo gala de su don de
gentes, dio la bienvenida a la nueva nave.
– ¡Voy a esparcir
tus restos por el espacio, maldita!
Le respondió una
risa femenina, sin crueldad. Con verdadero deleite.
– Por el amor del
cielo, ¡pero qué modales! No te pongas así...
El comandante de la
tipo 6 enarcó las cejas, olvidado por un momento el miedo, y observó
con curiosidad los detalles de la comandante que había aparecido tan
oportunamente: Comandante Maya Fey, competente, limpia. A los mandos
de Medianoche, Clipper… sin armas.
– ¿Pero qué hace
esa loca?
La Anaconda y la
Vulture volvieron sus armas contra la Clipper negra y abrieron fuego con todas sus ganas. Medianoche giró
en el aire, con una agilidad impropia de una nave tan grande, probablemente estaba volando sin asistente ni estabilizador... Y se
lanzó en un vuelo suicida contra la Anaconda mientras sus escudos caían rápidamente. El comandante de la
tipo 6 observó los puntos moviéndose en el radar en ruta de
colisión y los escudos de la Clipper cayendo a cero unos instantes
antes del impacto...
Las señales en el radar desaparecieron de repente con un pitido y él dio un involuntario respingo. Levantó la
mirada. El espacio se estaba distorsionando ante él, su motor de salto había logrado cargar. Y Gordito (como apodaba
cariñosamente a su Tipo 6) saltó a supercrucero.