Primer derribo
HIP 17692
Primer planeta
Primer planeta
Country Roads, la
efectiva y recia Cobra de trabajo, ha entrado en vuelo planetario en
dirección a Blackmount Habitation. Altura 5Mm, distancia al objetivo
8Mm, gravedad 0.9.
A los mandos, la
comandante Maya Fey. En la bodega doce cápsulas de escape y una sola caja negra.
Han sido varias
horas de vuelo. En principio su misión era recoger cajas negras,
pero su profesionalidad se fue al garete en cuanto encontró la
primera cápsula de escape ocupada y se percató de que había más
en cada señal thargoide en la que entraba.
Los thargoides están atacando estaciones orbitales y se están moviendo hacia la burbuja. Por ese motivo, Maya Fey ha decidido tomar precauciones y estacionar todas sus naves en bases planetarias. Blackmount Habitation es su base en la zona de las Pleiades. Demasiadas
estaciones atacadas, demasiadas naves destruidas y siendo olvidadas
en el vacío mientras los thargoides recolectan a los
supervivientes. Y lo que piden son cajas
negras…
Maya Fey deja
escapar un suspiro de cansancio.
– Después de esto
creo que mi efectividad como urraca va a quedar en entredicho. Pero, ¿qué más puedo hacer? ¡Yo tengo familia! Sé que me buscarían si me
pasa algo. También tengo al escuadrón, sé que harían otro tanto.
Pero ¿quién les va a buscar a ellos? ¿Por qué es más importante
una caja negra? ¿Eh? ¿Eh? – grita Maya en su cabina.
Tras el arrebato, la
comandante Maya fey deja escapar un largo suspiro. La frustración y
el miedo están haciendo mella en su ánimo.
– Creo que
necesito descansar…
“Señal
desconocida detectada”, canta Shirka.
– ¿Qué?
Maya dirige su
atención a la señal en el exterior y la selecciona. Los sensores de
Country Roads la analizan rápidamente: señal alienígena. Maya
frunce el ceño por la sorpresa.
– ¿Targoides en
vuelo planetario?
A pesar de la
extrañeza y la alarma que le produce, sus manos ya se han movido
para encarar la señal y entrar en ella. Puede que haya alguien
atrapado allí y todavía tiene espacio en la bodega. El ordenador de
a bordo indica que la velocidad es adecuada para caer de supercrucero
y Maya entra en la señal.
El tradicional
sonido de explosión al entrar… El planeta que se estabiliza bajo
ella al salir de supercrucero y la nave que empieza a luchar contra
la gravedad compensando con los propulsores. Country baila en el
aire, tratando de estabilizarse. Delante suyo fragmentos de varias
Gutamayas giran en el aire. “Por qué me estoy desplazando hacia
arriba?”, se pregunta Maya por un momento… En seguida se da
cuenta de que, en realidad, son los restos de naves los que están
cayendo hacia el planeta. Entre ellos hay una cápsula de escape
alejándose hacia el suelo y la selecciona de inmediato.
– Espera, espera... ¡ya voy!
Entonces oye el
sonido que conoce ya demasiado bien: una profunda y grave vibración
que sacude su nave. Y, entre los restos de las naves destruidas, el
thargoide se gira hacia ella. Púas: un Medusa.
– ¡ Shit !
………………………..............................................................................................................
Con la gracilidad de una brisa, la enorme bestia se acerca, mientras los restos de tecnología humana se alejan hacia el suelo, cayendo a plomo. “¿Cómo demonios consiguen contrarrestar la gravedad sin propulsores?”, se pregunta Maya. La gargantuesca medusa ni siquiera muestra un solo signo de inestabilidad, mientras que Country Roads a duras penas logra estarse quieta. El thargoide se acerca directamente y Maya reza por que no tome la inestabilidad de la nave por un movimiento voluntario y la ataque.
De nuevo, el
chirrido, esa vibración que sacude su nave cuando el thargoide la
escanea. Maya aguanta la respiración esperando la reacción de la
bestia, pero su mente está prendida de la cápsula de escape que se
aleja a toda velocidad hacia el suelo. 3,5 km…. 4 km…
Finalmente, el
targoide pierde interés en Country Roads y se aleja hacia otro
fragmento de tecnología humana que husmear.
Apenas el targoide
se ha girado, Maya pica hacia la cápsula de escape metiendo boost.
4,5 km, 3,5 km, 2.5…. 1…
Contry Roads
adelanta a su objetivo y Maya endereza el vuelo para frenar. Objetivo
a 400 m. La Cobra gira para encararlo y trata de compensar para
igualar su velocidad.
– ¡Lanzando un
dron colector! Vamos, Maya, iguala la velocidad...
El limpet se desgaja
de Contry Roads y se dirige hacia la cápsula de escape. Alrededor de
ellos, los restos de las Gutamayas caen hacia el planeta y el pequeño
limpet se desliza entre los fragmentos hacia su objetivo.
– Vamos, pequeño,
vamos, vamos – lo anima Maya –... Tú puedes.
El dron colector
hace contacto con la cápsula de escape, la aferra y vuelve
resueltamente hacia Country Roads.
– ¡¡¡ Muy bien
!!! Vamos pequeño, tráemelo, vamos…
El dron se dirige
hacia la escotilla de carga, Maya lo pierde vista cuando se desliza
bajo la nave… y un sonido de explosión llega hasta ella.
“Objetivo
destruido”, canta Shirka.
– ¿Qué?
Maya mira en los
contactos… no hay rastro del dron ni de la cápsula de escape.
– No… no… no…
no…
Hace girar a Country
Roads para tratar de localizarlos en visual. No hay rastro de ellos.
Entre los fragmentos de nave, el thargoide vuelve a aproximarse a
Country Roads, y la mente lógica de Maya trata de hacerla
reaccionar. “Maya, no hay tiempo que perder”, advierte su
conciencia. “el thargoide está demasiado cerca”.
Pero en lugar de
alejarse, Maya busca cabezotamente de nuevo una cápsula de escape.
– No, no…
Quizás solo esté dañada…
La medusa se les
echa encima, barriendo a su paso los fragmentos de naves destruidas.
“Maya, ¡tenemos
que irnos!”, grita su mente lógica. Pero ella sigue buscando una
cápsula de escape dañada, incapaz de admitir que la ha destruido al
intentar rescatarla… Pero, de pronto, las manos de Maya se mueven a
expensas de su voluntad, derivan toda la energía a los thrusters y
los activan.
El tirón de los
impulsores la hace tomar entonces conciencia del sonido que está
sacudiendo a Country Roads y que el instinto de Maya había procesado
antes que su mente fuese consciente de ello: el gruñido de un
targoide enfadado, el sonido que precede a un ataque.
– Ooooh… ¡¡
Cielos !!
La bestia ha
desplegado el enjambre y lo ha lanzado contra ellas.
Country Roads
lucha con todos sus thrusters contra la gravedad del planeta, y la temperatura sube. A pesar de eso, Maya empieza a cargar motor de
salto. En el radar, el enjambre de thargones los sigue y la
gargantuesca medusa aparece de un agresivo color rojo tras ellos.
Maya deriva todo a los impulsores para lograr distancia suficiente
con el thargoide y mete boost sin piedad mientras el motor de salto
carga.
“Warning,
temperature critical”, avisa el ordenador de a bordo.
– Lo sé, Shirka.
¡No me estreses!
Pero un
recalentamiento es solo una posibilidad de muerte. Un targoide cabreado es una certeza. Por fin, el ordenador da la señal y, tirando de palanca, Maya coloca
a Country Roads en ángulo de escape.
“Four, three, two,
one… engaged”
Silencio… El cielo
ante ella… Doce cápsulas de escape en su bodega…
– Jo… –
murmura en tono quejumbroso.
– Joooo… –
vuelve a murmurar incapaz de encontrar las palabras.
Pero su mente se ha
detenido, es incapaz siquiera de pensar. Se ve a sí misma activar
controles, maniobrar, entrar en vuelo planetario de nuevo…
Descender en planeo hacia Blackmount Habitation, pedir permiso de
aterrizaje… Pero todo eso le resulta lejano y ajeno… como si lo
observase, como si otra persona lo estuviese haciendo.
Blackmount
Habitation, permiso de aterrizaje concedido. Plataforma 3…
Country Roads se
posa en su anclaje y el sistema la hace descender hacia el hangar. Y
cuando Maya desconecta los motores, sus pensamientos y sentimientos
aparecen, al fin, y la asaltan en tropel. Se lleva los brazos a la
cabeza, como tratando de ocultarse y se pone a llorar por la persona
que no llegó a conocer, por su torpeza, por su estupidez…
– ¡¡ El que me
dio la licencia de piloto es idiota !! – grita entre sollozos.
Aclaración: lo que veis en el vídeo no es un Medusa (esos tienen púas) es un amenaza seis. El vídeo corresponde a intentos posteriores. Por supuesto que volví hasta que conseguí sacar a gente de ahí.