Una nueva secta

“ARREPENTÍOS, PECADORES... PORQUE ELLOS HAN VUELTO, COMO EMISARIOS DIVINOS DEL JUSTO CASTIGO QUE DEBE CAER SOBRE NOSOTROS, PROFANADORES DE LA GALAXIA...”
- Sí, sí, vale... Ahora, ¿me puede dejar pasar, caballero?
Maya esquiva al entusiasta predicador de la nueva secta y corre hacia cualquier otro lugar donde él no esté.
- Por el amor del cielo, la gente está fatal.
Su bar favorito parece una buena dirección en la que huir. Una pantalla holográfica radia las últimas noticias. Parece que los federales se están poniendo nerviosos, sacando armas de la chistera y a ex-presidentas pacifistas del senado.
- Lo que nos faltaba. Si no empiezan la guerra los nuevos, la empezaremos nosotros.
Para tratar de calmarse, Maya saca su comunicador personal y consulta las últimas noticias de la federación de pilotos. Cursos de combate para novatos, un debate sobre las medidas a tomar contra los que cazan a pilotos federados limpios, avistamientos de naves aliens en los barnacles (hay vídeo), encontrada una nave alien estrellada en un planeta, encontrada otra base alien... una flota entera de la federación destruida por las naves alienígenas...
Maya Fey se detiene en mitad del pasillo frunce el ceño mirando la pantalla y da media vuelta, hacia los hangares. Guarda su comunicador y empieza a hacer cálculos mientras camina con determinación.
- Mejor me llevo a Mistral, es quien tiene más capacidad de salto, pero su velocidad es normal. ¿Debería plantearme llevar armas? No sé dispararlas todavía, pero si ven que voy armada quizás no se metan conmigo...
En esas está cuando una mujer joven, con una corona de flores de plástico marrones de ocho pétalos toma sus manos y la mira a los ojos, con devoción.
- Aahhhhh.... -suspira la mujer-. Eres ella.
- ¿Eh..? - atina a preguntar inteligentemente Maya.
La mujer tiene los ojos verdes, muy intensos y los abre mucho para mirarla. Viste algo parecido a un túnica marrón, vaporosa y ligera y va descalza.
- Vas a su encuentro, lo veo en tus ojos. La paz para todo el universo llega con ellos. Debemos entregar nuestras voluntades y dejar que ellos las tomen para que forjen un nuevo mundo.
- Láseres de pulso y torpedos rastreadores...
La mujer la mira desconcertada. Maya tuerce el gesto y retira la mano que estaba aferrando la desconocida.
- Creo que me ha confundido señora, pero en ese pasillo encontrará a un elegido de verdad... Adiós.
Maya acelera el paso hacia el hangar.
Conoce a alguien, que está un poco loco, pero lo sabe todo... y seguro que tiene unas coordenadas que compartir para ir a ver de cerca a esos “thargoides”. Y de paso va a empezar a volar con armas. Estamos a un paso de que se monte una secta de thargoiditas y no se fía de las religiones ni un pelo.