Fuego real

Los dos pilotos hablan por el canal abierto del escuadrón. Ríen, intercambian chistes, comparan la última ingenierización de sus naves: una Corbeta y una Clipper, acostumbradas a cazar juntas.
– ¿Y tú, le has metido alguna mejora?
Maya conecta, al fin, con la conversación del escuadrón.
– ¿Eh? Sí. Sí, le he mejorado los láseres.
– Bien hecho. Estaremos cerca. Si tienes problemas, avisa.
– Gracias, chicos.
– ¡Señal en el radar, una Type 9! – avisa uno de ellos.
– ¡Vamos!
Maya deja escapar un lento suspiro. “¿Cómo demonios se me ha ocurrido meterme en esto?”. Una misión de cazar piratas.
La Corbeta y la Clipper se lanzan hacia su presa y Magpie las sigue, como una pequeña golondrina tras la estela de un cóndor.
Y empieza el espectáculo pirotécnico en el cielo… La táctica que usan no es sutil. Apabullan a su presa con su superioridad de fuego y sus muy mejorados cascos. El Type 9 apenas logra hacerles un arañazo en la pintura. Menos de un minuto más tarde, una explosión lo convierte en un montón de chatarra.
Maya, de inmediato, frena y se vuelve hacia el panel de contactos buscando restos de cápsulas de escape… No hay ninguna. Permanece varios segundos observando el panel sin verlo. La voz de sus aliados suena de nuevo en las comunicaciones:
 ¡¡Una Anaconda!! ¡¡Por esas dan mucho dinero!!
La voz la hace volver al presente. Maya consigue por fin coger aire y asumirlo. No hay supervivientes.
– ¡¡Vente, Maya!! Que te llevarás un buen pellizco.
No hay supervivientes… No hay supervivientes… Tanto tiempo realizando rescates en el vacío y de repente, es ella la que está al otro lado de los láseres. Y su conciencia, la parte lógica de su mente, toma el control, porque sus sentimientos se han replegado a algún lugar profundo donde se encogen. “Maya, sé cortés con tus anfitriones y acepta el plato que te ofrecen”, ordena su conciencia..
– ¡Voy!
Sus manos se mueven sobre los controles, sin pensar en ello, y da thrusters hacia el espectáculo pirotécnico. Clipper y Corvette están bailando alrededor de la Anaconda y friéndola, sin darle posibilidad de responder.
Maya desconecta el Fly Assist, se gira de lado y recorre toda la banda de la Anaconda dedicándole una salva de láseres. “Esa ha sido una maniobra muy bonita, Maya”, comenta su conciencia.
Y, apenas un minuto más tarde, la Anaconda desaparece del cielo también.
– Buen trabajo – comenta uno de sus anfitriones.
Maya, sé amable.
– Gracias por invitarme, chicos, hoy estoy aprendiendo muchas cosas.
– Na… A mandar.
Maya cierra comunicaciones y respira hondo mientras busca una excusa con la que retirarse sin ofenderles. Señal en el radar… Una Imperial Eagle. Maya salta en su asiento de piloto.
– Chicos, ¿me lo podéis dejar a mí? Es de mi tamaño.
– Sin problema, avisa si necesitas ayuda.
 Gracias.
Maya se lanza hacia la Imperial Eagle. Tras el escaneo, no escoge ninguno de los subsistemas. No quiere inutilizar sus motores. Así que dispara a sus escudos y los impactos brillan con luz azulada. Antes de que la Eagle inicie una maniobra para encararla, ha logrado reducirle casi por completo los escudos.
 Vamos, vete… Soy peligrosa aunque no lo parezca.
La Eagle epieza a girar para eludir el ataque. Maya desconecta el Fly Assist, gira, thruster… y la Eagle vuelve a estar a merced de sus láseres. Tras dos disparos, los escudos de la Eagle caen. Maya lanza un misil. Casco del rival al 70%. La Eagle parece dudar, gira sobre sí misma y la encara. Le dispara dos veces y Maya le dedica otro misil. La explosión es un fogonazo sobre el fondo negro del vacío. Casco de la Eagle al 40%. Y, por fin, la Eagle se gira para huir.
– Bien , – murmura Maya –,Vete, vete, vete...
“Detectado motor de distorsión”, canta la IA de Magpie mientras Maya sigue encarando a la Eagle en huída.
De repente algo eclipsa el cielo a su derecha… Una clipper oscura la está adelantando y abre fuego contra la Eagle.
– ¡No!
Una salva de proyectiles adelanta a Magpie a su vez por la izquierda y la Eagle desaparece en una explosión.
Maya detiene a Magpie y mira sin verlos los restos de la Imperial Eagle. Por los comunicadores suenan las voces de sus dos compañeros de escuadrón.
– ¡Una Federal Drop Ship, buscada! Es un buen pellizco. ¡Vamos!
Y los dos entusiastas se vuelven hacia su siguiente presa. Maya despliega el panel de contactos y busca una cápsula de escape. No hay ninguna…