La baronesa Maya de la casa Fey

Apenas tiene tiempo de decirle a Otrolagia

-- Me alegro de verte, Otrolagia. ¡Que te sea leve el papeleo!

Y dos abrazos la envuelven.

-- maaaaama... que me ahogo...
--Ay, hija perdona, es la emoción.

-- Pues espérate a darle boost a Medianoche, que sí que te vas a emocionar.


Unas horas más tarde


Sistema de la federación Tal (*nombre ficticio)
Agricultura y turismo.
Quinto planeta.
Estación coriolis Jofroncia (*nombre ficticio)

Bar Alita Chorreante (nombre real)


Hay un montón de comida consumida y otro montón a medio consumir sobre la mesa.
Varios recipientes de cerveza y sidra. Algunos ya vacíos, otros en el proceso de ser vaciados.
Cuatro personas sentadas alrededor de la mesa.
Y un montón de carcajadas.

– ¿En serio? – pregunta Riannon, la hermana mayor de Maya. Morena, seria y elegante en sus palabras y gestos. Pero una sonrisa delatora curva su boca. Está a punto de perder la compostura. Todos lo saben y esperan el momento.

– Os juro que es cierto. Vuelo sin armas. En cuanto me lanzo a todo thruster hacia ellos con Medianoche, echan a correr. Se ve que se creen que soy alguna especie de psicópata o algo así por haberla pintado de oscuro.
Hay otra carcajada comunal. Niall se limpia los lagrimones de los bordes de los ojos.

 Ay, mi niña pequeña y sus ocurrencias. Me parece genial. ¿Y cómo dices que conseguiste la nave?

 Repartiendo licor.

 ¿Disculpa? – exclama Riannon incrédula.

– Os lo explico. Me hice amiga de una gente que se llaman “Los duques de la pirra”, más o menos. Son imperiales, pero su líder lleva rímmel.

Riannon escupe la cerveza que estaba bebiendo por la impresión.

 No puede ser.

– Te lo juro. Y además se montan unas fiestas en sus outposts que la flipas. Pues empezaron a pedirme cosas arriesgadas. Oye Maya, que si matas a este tipo… Oye Maya, que si nos robas esto… Oye Maya, que si nos donas licor y drogas...

Victoria frunce más el ceño. Riannon se lleva la bebida a los labios para ocultar su gesto de desaprobación. Niall se limita a sonreír y escuchar.

 No habrás aceptado...

 Mamá, tranquila, me he negado siempre a aceptar trabajos de sicario. Los que acepté hacer para ellos solo tenían como consecuencia una multa, si me pillaban. No he disparado a otras naves ni he destruido propiedades … en esos sistemas …

– Voy a ignorar la última parte de esa frase.
 ¡¡Bien!! Pues nada, que los duques de la pirra se montan unas fiestas impresionantes en sus outposts y necesitaban un suministro constante de substancias que son caras y, en muchos sistemas, ilegales.

 Parecen gente interesante.

– No te aburres con ellos, te lo aseguro. Pues, un día, hablando con mi contacto, que estaba ansioso por que les trajese un donativo de licor y tabaco, le dije eso de “La capacidad de carga de Country es limitada. Y no voy a volar ese cargamento en un Type6, es colgarme un cartel de Destruidme Por Favor. Así que, tened paciencia”. Pero no tenían paciencia. Así que unas horas más tarde me contactó, y me dijo que me iba a procurar un título nobiliario para darme acceso a los astilleros imperiales. Que solo tenía que impresionar a la armada Imperial con un trabajito arriesgado e ilegal y entonces – Maya hace una pausa dramática y usa un tono regio para sus siguientes palabras – me convertiría en la Baronesa Maya de la casa Fey.
Y todos los reunidos en la mesa estallan en otra carcajada brutal. La joven de pelo negro se cae de la silla y hay más carcajadas todavía al presenciarlo. Desde el suelo sigue riéndose.

– ¿¿¿Baronesa??? ¿¿¿Tú baronesa??? Pero si no sabes ni cómo ponerte un vestido, ni aunque te maten.

 ¿¿Casa noble?? ¿¿Nosotros?? – exclama Victoria doblándose por la risa.

– Eh, eh… que hace unos cuantos miles de años, el apellido Fey creo que era de algunos seres de leyenda o así en el sistema Sol, no os riáis… – pero ni siquiera Niall puede aguantar la risa.

Maya trata de poner calma y ayuda a su hermana a sentarse en la silla de nuevo. Por mucho que Riannon intenta recobrar la compostura no puede dejar de soltar ahogados jijijis entre lagrimones, pero quiere acabar de escuchar la historia.

– Pues eso, me pidieron que hiciese un trabajo en concreto, bastante complicado. Magpie y yo lo hicimos, y al día siguiente recibí mi título nobiliario y permiso de acceso a los astilleros imperiales.
– jijijijiji… Baronesa. Jijijiji...

– ¿Probaste la Courrier?– pregunta Victoria con gesto de interés.

– Sí. Probé varias naves que no me sedujeron, entre ellas la courrier. Pero en cuanto crucé la puerta de la estación con la clipper se me erizó el pelo de la nuca, supe que su nombre era Medianoche y que su color natural era el cobalto. Y se movía como el viento… Una preciosidad.

 jijijiji… con corona y peinado con trenzas… jijiji...

Victoria da un sorbo a su bebida.

– Suena totalmente lógico.

 jijijiji… y sirvientes que la llamen mylady… jijiji…
Alguien aparece por la puerta. Maya sonríe y le saluda efusivamente desde la mesa.

 Ey, Otro Lagia, ¿qué tal?

Victoria se vuelve hacia la persona que ha interpelado su niña pequeña…